Sí, sí
Ayer le dieron el premio (un premio) a don Nicanor
pero culpa de un gorrión en una mora
leyendo el diario yo me he preguntado qué era el amor y he concluido que a lo mejor
todo tiene que ver con un juego
(recuérdese Roma, que no sé si ahí le van a dar el premio)
o ideas como: agua de la canilla, una palangana a medio llenar donde meter la cara.
Ya después las noticias no han dicho nada más, que yo sepa.
Igual me he vuelto a pensar en las playas violetas del Chile que conoce don Nicanor y hasta ahí me he aguantado
con las noticias y conmigo mismo.
Que por hoy ya estoy cansado de andarme fugando para otro lado, lejos de aquí.
de regreso en su estúpido pueblo
jeans zapatillas rojas campera roja polera
marlboro box cerveza cuatro por cuatros veloces atravesando la avenida
sombras gastadas contra una pelota brillante un disco que salta hacia atrás y cae más allá
un fluorescente blanco
viejos blues de amor y desamor y una voz agrietada haciéndose lugar desde los maravillosos sesentas
un piano suspendido entre un séptimo piso y la nada
cayendo
su imagen robada y alguien durmiendo en casa
el cuero de un cinto blanco
el tic-tac de los días
luces artificiales en la montaña la piel del pecho lleno subiendo bajando persianas cerradas
dos bolitas girando en la boca clara de un lobo blanco
fiebre y olor a meada rancia
el maletín falso de un médico verdadero la lucidez de la lavandina a ciertas horas de la madrugada el grito y la ahogada necesidad de un chupete
una pista de atletismo sobre el plástico de la mesa palabras la chispa de un encendedor dos ojos húmedos espesos contra la cara un chispazo las manos astilladas contra el vaso tibio y un sueldo del estado el orden numérico de lo indecible
una rosa roja sobre un cajón de muerto:
……………………
él le pregunto por el odio:
si alguna vez había odiado, debió de preguntarle.
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